Nada volverá hacer igual dada la realidad que vivimos hoy día en el mundo entero, atípico e histórico, todo por un culpable ¡un tal virus llamado COVID-19! -siempre nos justificamos- Son tales las circunstancias que hasta nuestra convivencia ha estado a prueba y las consecuencias no se hicieron esperar en el aumento significativo de la violencia intrafamiliar, separaciones y divorcios, entre otras por la realidad de nuestras familias disfuncionales o monoparentales, es decir ¿y del amor que?
El Gobierno Nacional anunció un incremento promedio del 142 por ciento en el número de llamadas a la línea 155 para reportar hechos asociados a violencia intrafamiliar, siendo mayores en unas regiones que en otras durante las semanas transcurridas de aislamiento obligatorio por la emergencia sanitaria derivada del coronavirus (Valledupar 200 por ciento). De igual manera la línea de atención a víctimas, instalada por la Policía, registró un 225 por ciento más de llamadas que de costumbre. En América Latina como consecuencia de la pandemia de COVID-19, los esfuerzos del movimiento feminista han sufrido un duro revés. Durante la cuarentena, la violencia contra las mujeres aumento.
El confinamiento es una situación que puede generar estrés en las personas y afectar su salud mental de diferentes formas. En ocasiones, esto puede desencadenar reacciones o comportamientos negativos que crean un mal ambiente en la familia.
Si bien es cierto que debemos entender que esta situación nos afecta a todos de formas diferentes, hay algunos comportamientos que van más allá de conflictos y no puedan ser manejados en casa porque ponen en riesgo la salud física y psicológica de otros miembros del hogar, la familia.
Pocas veces los matrimonios se habían visto tan amenazados como ahora: semanas y semanas de total reclusión, niños sin clase incluidos. Sobrevivir al reto no es sencillo. Trabajando los dos en casa y con hijos, ¡el ambiente no es de amor y felicidad en todos los casos! El coronavirus ha reducido a la mínima expresión las posibilidades para airear la cabeza y evitar una hecatombe amorosa.
«Puede ser una locura», las crisis a nivel emocional se incrementaron significativamente y en forma geométrica. El contacto sin posibilidad de escape puede acabar de dos maneras: compartiendo todo con el otro o con angustia. La pregunta como reflexión a esta crisis es ¿dónde queda el amor que TODO lo puede y todo lo supera?
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