Ante la cotidiana situación conflictiva sobre la diversidad de opiniones en ámbito conyugal, familiar o social que se presenta entre dos o más personas, la tendencia general es a culpar al otro o a un agente externo a mí por la presencia de dicho conflicto. Siempre pensamos que el motivo del problema es externo, la culpa es del otro o de alguna cosa que me pasa o necesito, pero nunca imaginamos que la raíz verdadera del problema está dentro de mí
Justamente eso es lo que dice la Biblia en Santiago 4:1 ¿De dónde vienen las guerras y los pleitos entre vosotros? ¿No es de vuestras pasiones, las cuales combaten en vuestros miembros?
O sea que un conflicto que degeneró en combate, guerra y pleito, un conflicto fuera de control, no una madura discusión sobre dos puntos de vista diferentes, sino lo que se transformó en un campo de batalla. (y muchas veces eso es en lo que desemboca cada conflicto que enfrento en mis relaciones interpersonales), en realidad, dice Santiago, que es nada más ni nada menos que la exteriorización de otro conflicto interior que tengo conmigo mismo, con mi propia insatisfacción. En pocas palabras, todo conflicto externo, mal encausado, es producto de otro conflicto interno bien conocido. Santiago lo llama «pasiones que combaten en vuestros miembros”.
¡Qué paradójico este pasaje?, comienza hablando de guerras externas y culmina hablando de combate interno. Es el combate pasional que todos experimentamos cuando nos alejamos de la confianza y contentamiento en Dios y ponemos la mira en cosas pasajeras que pensamos pueden llenar el vacío interior y solo producen insatisfacción. Escuchemos mejor esto en labios de Santiago: «Codiciáis, y no tenéis; matáis y ardéis de envidia, y no podéis alcanzar; combatís y lucháis, pero no tenéis lo que deseáis”.
Cuando estamos insatisfechos en nuestro interior somos una potencial fuente de conflictos, envidia, pleitos y combates. Esto me aleja de los demás y hace que los demás se alejen de nosotros. En cambio, cuando comprendemos que estamos completos ante Dios por la obra que Cristo hizo en la cruz a favor nuestro, vivimos tranquilos, sin ansiar más de lo que necesitamos y vivimos en paz con todos.
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